La conceptualización del Estado como sistema político emerge en el marco de
la Teoría General de Sistemas, que surge del contexto del estudio biológico desarrollado
por Ludwig von Bertalanffy (1976, p. 29) a mediados del siglo XX y que
propone su aplicación analítica en otras disciplinas, incluyendo las ciencias sociales.
Es así que desde una perspectiva sociológica
aparece el concepto de Estado como un componente fundamental del sistema
social. Sin embargo, identificamos dos grandes teorías que explican esta integración
del Estado en el sistema social, así como su función. La teoría marxista y la
funcionalista.
Para la primera, la formación social se integra con dos elementos que no tienen
el mismo nivel para la determinación respecto al desarrollo del sistema. Estos dos
elementos son la base económica y la superestructura. Las instituciones políticas,
es decir el Estado pertenece al ámbito de la superestructura. El factor determinante
«en última instancia» es la base económica.
La concepción funcionalista, en cambio,
basada en las aportaciones del sociólogo norteamericano Talcott Parsons, y
que es la dominante en nuestros tiempos por la inluencia que ha tenido desde la
politología norteamericana y en Europa en las últimas décadas, y el descrédito de
los modelos socialistas, considera al sistema global dividido en subsistemas caracterizados
por las funciones esenciales que cada uno de ellos desempeña dentro del
sistema social para el mantenimiento del orden, equilibrio y adecuado funcionamiento.